David Mackenzie Ogilvy
David Ogilvy fue uno de los nombres más revolucionarios en publicidad y, para muchos, uno de los impulsores de la industria tal y como se conoce hoy. Fue enemigo de las reglas, de los tópicos y de aquellos que sostienen que una técnica publicitaria utilizada durante años resulta obsoleta. Fue un seguidor de la publicidad clásica.
David Mackenzie Ogilvy nació el 23 de junio de 1911 en West Horsley, Surrey, Inglaterra, aunque siempre se definió a sí mismo como escocés debido a sus orígenes. Estudió en Escocia e Inglaterra, en 1929 obtuvo una beca, para iniciar su etapa universitaria en Chris Church, Oxford sin embargo, sus estudios universitarios no tuvieron éxito y los abandonó en 1931.
Es así que inicia su etapa laboral como aprendiz de cocinero en el Hotel Majestic de París, luego en Escocia como vendedor de puerta a puerta para estufas de cocina a gas Aga, para la que desarrolló, con 24 años y a petición de su empleador, una publicación “La Teoría y práctica de cómo vender la cocina Aga”. Se trataba de una guía para vendedores a domicilio que fue considerada por la revista Fortune, 40 años más tarde, el mejor manual de ventas que jamás se haya escrito, debido a su "concisión y acierto". Su hermano mayor, Francis Ogilvy, que trabajaba para la agencia de publicidad londinense Mather & Crowther, mostró este manual a los directivos de su agencia y, ese mismo año, le ofrecieron un puesto como ejecutivo de cuentas. Tras sólo unos meses en el oficio, Ogilvy tomó la disciplina en una dirección totalmente nueva. Según relata en su libro "Confesiones de un publicitario", un hombre que quería anunciar la apertura de su hotel, con escasos 500 dólares, entró en la agencia. Ogilvy compró 500 dólares en tarjetas postales y envió invitaciones a todas las personas que encontró en el listín telefónico. El hotel abrió sus puertas abarrotado de gente. Fue en ese momento cuando conoció su propia arma secreta: la publicidad directa.
Sin embargo, la gran base publicitaria la aprendió en Estados Unidos, adonde llegó, sin dinero, y comenzó a trabajar como director asociado en el Instituto para la Investigación del Público del doctor George Gallup, de Princeton, una famosa empresa que realizaba encuestas. Allí trabajó hasta 1942, llegando a influenciar en la propia industria de Hollywood sobre qué películas debían producirse.
Años más tarde, Ogilvy confesaría que George Gallup fue una de las personas que más influyó en su manera de pensar, debido a sus meticulosos métodos de investigación y a su devoción por la realidad.
Durante la II Guerra Mundial trabajó en la Coordinación de Seguridad Británica en Nueva York y Washington; más tarde ejerció de Segundo Secretario para el Servicio de Inteligencia de la Embajada de su país en Washington, donde prestó sus servicios para el análisis y recomendaciones sobre asuntos de diplomacia y seguridad, ya que, "extrapolaba su conocimiento de la conducta humana del consumismo al nacionalismo y aplicaba las técnicas de Gallup a los campos de la inteligencia secreta".
Después de la guerra, Ogilvy, compró una granja de tabaco en el condado de Lancaster, Pennsylvania la cual tuvo que vender en 1948 y se trasladaron hasta Nueva York.
A partir de entonces, el trabajo de David Ogilvy consistió en cambiar la forma de hacer publicidad en los Estados Unidos. La esencia de su filosofía publicitaria era hacer una publicidad probadamente eficaz, coloquial, que vendiera. La mayoría de las técnicas publicitarias que puso en marcha siguen vigentes hoy en día en la práctica. Puso en marcha el concepto de imagen de marca y, junto con Bill Bernbach, sentó las bases de la llamada "revolución creativa". Se trataba de hacer hincapié en la importancia que las marcas tienen en sí mismas y convertir el propio producto en el verdadero protagonista de la publicidad.
Para ello, logró convencer de que invirtieran dinero a los socios de la empresa británica en la que trabajaba su hermano Francis -Mather & Crowther-; a Bobby Bevan -de la agencia británica S. H. Benson Ltd.-; y a Anderson F. Hewitt -entonces manager de J. Walter Thompson-. Fue así en 1948 crearon Hewitt, Ogilvy, Benson & Mather, que con el tiempo derivaría en Ogilvy & Mather, cuyas primeras oficinas se situaron en Madison Avenue, Nueva York.
Rápidamente consiguió la cuenta de una empresa de porcelana inglesa, Wedgwood, con un presupuesto de 40 mil dólares y en poco tiempo la agencia contaba ya con la confianza de empresas de la talla de Unilever, General Foods, Rolls-Royce, American Express, Chase Bank, CF Hathaway, International Paper, Lever Brothers, JP Morgan & Co. y la línea de transporte marítimo Orient & Pacific, entre otras. Algunas de estas empresas mantienen, hasta hoy, su relación comercial con la agencia.
En 1965, Ogilvy se fusionó con la agencia Mather & Crowther, sus patrocinadores británicos. Era ‘la agencia de publicidad británica'. Se formó entonces una empresa de alcance internacional, de la cual David Ogilvy se había quedado con un 17 por ciento de las acciones y en cuya fundación había invertido inicialmente unos 6 mil dólares. El éxito de sus primeras campañas le ayudaron a conseguir grandes clientes como Shell, quien le dio su cuenta completa para toda América del Norte, y Sears, que lo contrató para su primera campaña publicitaria a nivel nacional.
En 1973 Ogilvy trasladó su residencia a Touffou -Francia-, donde adquirió un castillo del siglo XII, que restauró para vivir durante sus últimos años. Tras su retiro como Consejero, ocupó el cargo mundial de Jefe Creativo de Ogilvy & Mather entre 1975 y 1983. Si bien ya no participaba en el día a día de las operaciones de la agencia, sí se mantuvo en contacto con la empresa.
Ogilvy continuó representando a Ogilvy & Mather en distintas reuniones hasta su fallecimiento, a los 88 años y después de una larga enfermdad, el 21 de julio de 1999 en su casa de Touffou.
Algunas de las frases que inmortalizó dentro de la industria publicitaria son:
"Nunca hagas un anuncio que no quisieras que viese su propia familia"
"En la agencia buscamos los conocimientos como el cochino busca trufas"
"La mejor manera de conseguir nuevas cuentas es crear para nuestros clientes el tipo de publicidad que atraerá a clientes futuros"
"Dentro de cada marca hay un producto, pero no todos los productos son marcas"
"Cuando haga publicidad para los extintores de fuego, comience con el fuego"
"No compita con su agencia en el área de la creatividad ¿Para qué tener un perro de guardia si va a ladrar usted?"
"La decisión más importante es definir el posicionamiento del producto", "Tolere al genio"
"Elimine los perros tristes que derraman el pesimismo"
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